Esperanza Para los que Dudan de Su Salvación 2

By: Dr. John Ankerberg, Dr. Erwin Lutzer; ©2003
¿Cómo superar las dudas y llegar al punto de decir: “Sí, lo sé, voy a ir al cielo?

Traducido y adaptado al castellano por el Lic. Roberto Bautista Álvarez

 

Contenido

 1. Introducción
 2. Entrevista

Introducción

Bienvenidos, tenemos una pregunta muy importante para ti hoy, y creemos que es la pregunta más importante que cualquiera puede preguntar, y es esta: Cuando el tiempo de tu partida llegue – ¿Sabes con certeza que pasarás la eternidad con Dios? La Biblia dice que puedes tener una absoluta seguridad en tu ser – hoy mismo – y saber que eres uno de los hijos de Dios, y cuando sea que mueras, sabrás que has sido salvo hoy, salvo mañana y salvo por siempre. Nuestro invitado es el Dr. Irwin Lutzer, Pastor principal de la Iglesia Memorial de Moody en Chicago. Illinois. Él nos ayudará a contestar esta pregunta importante de, ¿Cómo puedes estar seguro que pasarás la eternidad con Dios? Y analizaremos está pregunta de muchas diferentes maneras, así que espero que nos sigas con mucho cuidado.

 

Entrevista

Ankerberg: Bienvenido a nuestro programa, estamos hablando de cómo puedes estar seguro de que vas a pasar la eternidad con Dios cuando mueras. ¿Hay algo más importante que eso? Déjame preguntarte, ¿Lo sabes?

Erwin, en tu libro, nos hablas del centro del problema que las personas tienen, de las dudas que tienen, y que darían todo el oro posible para obtener la respuesta a sus dudas. Ellos quieren tener la certeza de su salvación, estar seguros del Señor. ¿De acuerdo? Empecemos por describir algunas de estas dudas. Si vas a Roma, y al entrar en la Basílica de San Pedro te fijas en la pintura del Juicio Final de Miguel Ángel, y si pudiésemos tener la idea de lo que allí se está describiendo – verte a ti mismo sabiendo que dentro de una hora vas a morir y que vas a estar en el juicio final, ¿Qué expresión tendrías? En la pintura, él capturó las expresiones de las personas que se enfrentaban el Juicio Final; y, en general, sólo se ve ansiedad y miedo. Y muchas personas piensan en el rostro de Dios, en el Dios santo, en el Dios que sabe todo sobre ellos, y ellos tienen temor, tienen incertidumbres, incluso hay personas que van a la iglesia, personas que han hecho una profesión de fe en Cristo.

 

Ankerberg: Ahora, algunas personas tienen una fe falsa, y otras personas tienen una fe verdadera, y queremos resolver este dilema. Pero, ¿Qué dirías para animar a las personas, y compartir con ellos promesas de la Palabra de Dios para que puedan tener una certeza de su fe? Pues, no depende de lo que ellos puedan hacer. Comencemos.

 

Lutzer: Bueno, por supuesto, esa es la pregunta más importante que cualquiera persona podría hacer, pues tiene que ver con nuestra relación con Dios, y si añades el cielo, el juicio final y todo lo demás. Así que en este programa vamos a clarificar lo que es una fe falsa y cuál es una verdadera, porque si no hacemos eso, no podría comenzar con esta historia. Permítanme que les cuente una historia sobre una mujer que enseñaba estudios bíblicos, creo que ella tenía una fe genuina, lo digo porque con toda seguridad su esposo así lo creía, las personas que la conocían creían lo mismo. Pero ella siempre vivía con la duda de su salvación. En una ocasión, mientras estábamos en un campamento, me encontraba sentado en la terraza con ella y su marido, y yo estaba mirando el lago y me acordé de una historia. Tal vez la historia es verdad o ficción, pero tiene una gran implicación. Un hombre iba caminado al otro lado de un lago congelado, pero tenía miedo de que el hielo estuviese muy delgado, y para asegurarse de que él estaba equilibrando su peso, iba gateando con sus manos y rodillas, con la esperanza de conseguir atravesar el lago. Bueno, la historia cuenta que a la distancia vio que venían hacia él una manada de caballos, y comenzó a darse cuenta, que si el hielo es lo suficientemente grueso para soportar a los caballos, ¿por qué estoy gateando en este lago? ¿Por qué no me levanto, salto y corro sobre el hielo y lo disfruto? Y la mujer se dio cuenta del punto que quería que viese, pues yo le dije: “El hielo que está debajo de ti, es grueso como el de un verdadero creyente, ya que está por debajo de nosotros, los dos estamos siendo sostenidos por Cristo. “Y ella dijo:” La única diferencia es que tú lo estás disfrutando y yo no.” Y eso es cierto.

Esto nos lleva a un punto que hay que destacar de nuevo y es que si ponemos nuestra fe en el objeto correcto, es decir, Cristo, es mejor que creer en Cristo con manos temblorosas, por así decirlo, que tener una fe falsa con una confianza firme en el objeto incorrecto.

 

Ankerberg: Sí.

 

Lutzer: Lo ves, porque si ese hombre hubiese estado en el lago y hubiese tenido una total confianza de que podía correr sobre él, puesto que si hielo sólo tenía dos centímetros de espesor, se habría hundido. La fe es sólo tan buena como el objeto en que se coloca, y de eso es lo que estamos hablando aquí. ¿Cómo uno puede tener fe en Cristo, la cual es satisfactoria y que lo conduce, como la Biblia dice, a la plena seguridad de la fe? [Hebreos 10:22] Y creo que ese es nuestro tema.

 

Ankerberg: Sí, si hemos de corregir la forma de pensar de las personas y darles seguridad de su salvación, tienes que hacerles ver de ciertas promesas, pero, por desgracia, algunos de nuestros amigos predicadores a veces no hablan de lo profundo, preciso, o incluso certera que es la salvación.

Por ejemplo, vamos a hablar de esto sin rodeos. Había una señora de la que hablaste en tu libro que escuchó a un predicador en la radio, y este dijo: “Sí, tienes que creer en Cristo, pero también y tal como suena, tienes que revisar tus obras. Y si no tienes confirmación por parte de tus obras, entonces, en realidad no has sido salvo. Eso, creo, es una receta para el desastre, porque tienes que preguntarte, ¿Cuántas de nuestras obras, cuántas obras tengo que tener para llegar a tener seguridad o el conocimiento, o la certeza de que he sido aceptado? Ya que el énfasis cambia a mis obras, en lugar de lo que Cristo hizo. Háblanos de esa señora y que le dijiste.

 

Lutzer: Bueno, la situación es la siguiente. Yo estaba sentado en mi oficina en la iglesia y el teléfono sonó, era una mujer que estaba en un hogar de ancianos y ella dijo: “Sabe usted, mis amigas y yo nos juntamos en una habitación y escuchamos a cierto predicador cada mañana.” Yo sabía que ella era una cristiana porque de nuevo, ella había creído genuinamente, y la audiencia tiene que tener esto en cuenta, John, pues todavía no hemos hablado de una fe verdadera y una falsa fe. Pero ella tenía todos los requisitos de tener una fe verdadera. Pero ella dijo: “De acuerdo, a este predicador, estoy perdida.” Le dije: “¿Por qué?” Ella dijo: “Oh, porque dice que los verdaderos cristianos nunca pecan y si lo hacen, es sólo por un corto tiempo, porque siempre se arrepienten rápidamente. Y ella dice, “Oh, yo he fallado a mi Señor tantas veces, yo sé que soy una gran pecadora, he fallado a Dios.” Y luego dijo: “Siempre pensé que la sangre de Cristo es suficiente, pero, según él, no lo es.”

Yo le dije: “Por supuesto que la sangre de Cristo es suficiente.” Y al final de este programa, por cierto, vamos a dar un ejemplo de cómo la sangre de Cristo es suficiente. Pero yo le dije: “La sangre de Cristo es suficiente.”

Ella dijo: “¿Qué puedo hacer con mi corazón?” Y eso fue tan hermoso. Aquí tenemos a esta mujer de edad avanzada. Y ella dijo: “No puedo tomar ni un pedazo de lana para limpiar mi corazón. ¿Qué voy a hacer? ”

Y yo le dije: “Si su confianza está en Jesucristo y Su sangre derramada en la cruz, eso es suficiente.”

Ella dijo: “¿En serio? ¿Es eso suficiente? ”

Le dije: “Sí, eso es suficiente.”

Ella dijo: “Tan pronto como cuelgue el teléfono, voy a decir todas las otras mujeres de la habitación que la sangre de Cristo es suficiente.” Y John, queremos decir categóricamente que la sangre de Cristo es suficiente. Ahora, eso tiene que ver con una gran cantidad de cosas. Pues asumimos tener una verdadera fe en la sangre de Cristo y lo que Jesús hizo en la cruz. Presupone el hecho de que has creído sólo en Cristo para ser salvo y que, sabes, que hay evidencias en tu vida que eres un verdadero cristiano, y esto es algo del cual estaremos hablando luego. Pero de antemano queremos decir que la garantía, en última instancia, llega al reconocer lo que Jesús hizo por nosotros, y eso es suficiente. “Consumado es.” “Pagado por completo.” Y aceptar eso para nosotros mismos.

 

Ankerberg: Bien, ahora tienes la atención de toda la audiencia, y dicen: “Muy bien, entonces necesito saber quién tiene la razón, necesito saber qué es una fe falsa, y qué es una verdadera fe. “Así que vamos a contrastarlas. ¿Bien? Vamos a hablar en primer lugar de las falsas creencias, puesto que hay personas que dicen: “Yo creo en Cristo y…” ponen otra palabra allí. ¿Qué le dirías? ¿Qué hay de malo en eso?

 

Lutzer: Bueno, eso es algo como, en lo que respecta a ellos, la fe es como un fondo mutuo. Sabes, no quieren poner todos los huevos en una sola canasta, por lo que dicen “yo creo en Jesús y creo en esto otro.” Me ha sucedido esto muchas veces, y digo a las personas, “Ahora, si fueras a morir hoy y Dios fuera a preguntarte, ¿Por qué debo dejar que entres en el Cielo?’ ¿Qué le dirías?” Diría: “Bueno, yo soy una buena persona, sabes”, y sigue y sigue y sigue. Y entonces yo le digo: “Sabes, eso está mal, la respuesta es que Jesucristo murió en la cruz por los pecados del mundo”.

“Oh, bueno, por supuesto que confío en Él, también. Oh, por supuesto, eso es parte del creer.” Una persona así, podemos decir con bastante seguridad, que está perdida. Pues no piensa en el insulto que es para Cristo. Porque lo que en realidad está diciendo es: “Jesús, lo que hiciste en la cruz no es suficiente, sólo puede llegar a ser suficiente si añado mis pequeñas obras a Su bendecida obra, solo así será suficiente. Así que yo hago mi parte; y Dios hace Su parte. “Una cosa es segura, las personas no tienen garantía, porque nunca se puede estar seguro de la parte personal del trato. Esa es una falsa fe. Cristo más lo que yo hago, mis rituales; Cristo y los sacramentos; Cristo y el bautismo.

 

Ankerberg: Vamos a parar allí, porque eso es sólo un poco de las maneras más sofisticada del mismo argumento y es que, dicen, “Esto es la gracia, Cristo viene, me da el poder para hacer obras, y yo contribuyo a lo que Él hizo con Su poder. ”

 

Lutzer: Exactamente, eso es lo que el hombre que fue al templo a orar pensó [Lucas 18: 11-12, parafraseando]: “Te doy gracias, Dios, que yo no soy como los demás hombres. Dios, soy mejor; Tú me das la gracia para hacer buenas obras, por lo que es por la gracia.” Pero su entendimiento de la gracia era muy superficial y Jesús dijo que él no estaba justificado. La gracia no viene a través de rituales de hombre, y él poder guardar la salvación, no está en las manos de otra persona. La gracia salvadora viene de inmediato al corazón humano, al corazón humano, a través de la predicación de la Palabra, a través de la obra del Espíritu Santo de Dios y tenemos que hacer ver a las personas esto, porque incluso los que creen que pueden tener salvación a través de rituales, si hablas con ellos, no tienen seguridad de su salvación.

 

Ankerberg: Correcto. Tito 3:5 dice: “No es por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,” el hecho es, que no hay nada que podamos hacer para contribuir a ello.

 

Lutzer: Hay una segunda clase de fe falsa y esa es tener una creencia común y corriente en Cristo.

 

Ankerberg: Correcto.

 

Lutzer: “Oh, sí, yo creo en Jesús.

“¿Crees que Cristo murió por los pecadores?”

“Sí, más o menos creo eso “Sabes, una especie informal de fe y la razón por la que no es una fe salvadora es porque, ¿Sabes?, Lutero tenía razón cuando dijo que tenemos que descender al infierno antes de que podamos ascender al Cielo. Al menos hay una comprensión de nuestra pecaminosidad y un reconocimiento de la necesidad del por qué, Jesús hizo lo que hizo en la cruz. No hay nada informal sobre una persona que pone su fe en Cristo, él tiene que confiar en Cristo con su destino eterno, con su alma, y una persona que cree de manera común y corriente en Jesús, esa es una fe esporádica, esa clase de fe es ilegítima.

Ahora, además de eso, hay un millar de otras religiones falsas; personas que están en otras religiones, las personas que están en el Movimiento de la Nueva Era y así sucesivamente, que ni siquiera podemos tratar esos casos. Sólo estamos hablando simplemente de aquellos que afirman ser cristianos, más aun así tener una fe falsa.

 

Ankerberg: Sí, bueno, lo que vamos a hacer ahora es tomar un descanso. Cuando regresemos vamos a hablar de, ¿Qué es una verdadera fe salvadora? ¿Cuáles son las marcas de un verdadero creyente? ¿De acuerdo? Quédate con nosotros, regresamos ya mismo.

 

Ankerberg: Muy bien estamos de vuelta, y estamos hablando con el Dr. Erwin Lutzer, Pastor de la Iglesia Memorial Moody en Chicago. Y estamos hablando acerca de cómo puedes estar seguro de que cuando mueras, pasarás la eternidad con Dios. Y hemos hablado de la fe falsa, ahora tenemos que hablar de lo que es una fe verdadera, la fe salvadora. ¿Cuáles son sus cuatro características?

 

Lutzer: Bueno, en primer lugar, es la fe que se deposita sólo en Cristo, y hay más de 100 referencias para esto, incluso en el Evangelio de Juan, la salvación está unida con la fe en Cristo. “El que viene a mí… tiene vida eterna” [Juan 6:37-40]. “A todos los que le recibieron, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios” [Juan 1:12]. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” [Juan 3:36]. Podríamos citar muchos otros versículos en la Escritura por el resto de este programa sobre el hecho de que tiene que ser una fe depositada sólo en Cristo.

Ahora, como hemos mencionado, que si se tratara de Cristo y algo más… entonces nos encontramos con problemas, estaríamos dependiendo en algo más que no es Cristo. Y sabes, Lutero hizo una pregunta muy interesante, Él dijo: “¿Qué te hace pensar que tus buenas obras son tan preciosos para Dios o que pueden añadir a la maravillosa y hermosa obra que Jesucristo hizo?” ¿No es orgulloso pensar que nuestras buenas obras pueden contribuir a la maravillosa obra de Jesús? Así pues, la salvación es toda del Señor.

 

Ankerberg: Sí, realmente no entienden la gravedad del pecado o de quién Cristo es en verdad y qué es lo que el Padre requiere.

 

Lutzer: Me gusta mucho como San Agustín lo dice: “El que entiende la santidad de Dios hace todo lo posible por tratar de agradarle.” Lo ves, si en verdad entendiéramos la santidad de Dios, entenderíamos el por qué nuestras buenas obras no pueden contribuir a la salvación. La salvación debe de ser de Dios, sabes, me gustan mucho las palabras de Carlos Spurgeon, quien fue un predicador en Londres durante los años 1800. Te digo, ¡Esto es increíble! John, ¿Por qué nosotros no podemos pensar en cosas como estas que él dijo?: “Podría volar sobre las llamas del infierno, colgándome de un hilo; sin miedo a lo que pudiese suceder, pues tengo la certeza que mi fe está puesta sólo en Jesucristo. “¿No es esto hermoso?

 

Ankerberg: Eso es maravilloso.

 

Lutzer: Y eso es lo que nos da la garantía, es una fe que se centra sólo en Jesucristo.

 

Ankerberg: No existen obras, ni bautismo, ni sacramentos, nada que podamos contribuir. Lo único que es suficiente, que satisface a Dios es el Salvador, sólo Él puede realizarlo.

 

Lutzer: Sí, solo Él puede hacerlo, Él es maravilloso y Él es el único capaz de puede llevarlo a cabo. Podríamos hacer otro programa respecto a eso también.

 

Ankerberg: Bien, vayamos al punto número dos.

 

Lutzer: Número dos: Es la confirmación del Espíritu Santo, y me apoyo en Romanos 8 y otros pasajes donde se dice que: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.” [Romanos 8:16] Me gustaría compartir mi testimonio, sabes, tenía 14 años de edad, y yo luchaba con la seguridad de la salvación cuando era niño, hasta que finalmente oré y acepté a Cristo por fe, creí que Él murió por mí, sabes, al día siguiente, me encontraba pensando como un niño – bueno, tenía 14 años de edad – y tenía un abrumador sentido de la presencia de Dios, y me dije a mí mismo: “¿Sabes, creo que podría pasar por una puerta sin abrirla. “No lo hice, sino, no estaría aquí hoy, pero es que tenía un gran sentido de la presencia de Dios. Así como, cuando llevas a alguien a Cristo… Había un hombre que se estaba muriendo, qué increíble historia, no la incluí en mi libro, pues es algo que ya pasó desde que se escribió este libro. He aquí un hombre que se está muriendo de cáncer, yo le visité, él tiene sólo un par de semanas para vivir, y le dije: “Sabes, tienes que aceptar a Cristo como tu Salvador.” Y a pesar de que él ya había escuchado varios mensajes docenas y docenas de veces, me dijo: “Yo sé que hacer, pero no sé cómo.” ¿Te lo puedes imaginar?

 

Ankerberg: ¡Increíble!

 

Lutzer: Así que lo llevé a la fe en Cristo, sólo en Cristo, usamos una oración para ayudarle a dirigir sus pensamientos a Cristo y recibir a Cristo como Salvador, y oré para que tuviera la seguridad de su fe. ¿Sabes lo que quería que sus parientes hicieran cuando vinieran a visitarlo en sus últimos días de su vida? “que le leyeran la Biblia, leerle la Biblia.” ¿Por qué? Porque nunca antes tuvo interés en la Biblia.

Esta es la segunda manera en que se confirma nuestra fe, y es a través del ministerio del Espíritu Santo, pues, sabemos que somos hijos de Dios, y que hemos recibido una nueva naturaleza, el nuevo nacimiento del que hemos hablado.

 

Ankerberg: Erwin, también creo, que la confirmación del Espíritu Santo viene cuando tienes sed por las Escrituras.

 

Lutzer: Sí.

 

Ankerberg: “Bien, ¿Quieres saber si has sido salvo con certeza?” Es como que si Jesús estuviera sentado frente a un escritorio y dijera: “Deposita tu fe en mí, pon tu nombre aquí en este contrato. “Firmo mi nombre y luego Él firma Su nombre en la parte inferior y lo envía al registro y te dice: “Eso es todo.” Y eso es lo que tenemos en la Palabra de Dios.

 

Lutzer: Así es.

 

Ankerberg: Las promesas de Dios son las promesas de Dios, cuando te das cuenta de que Dios no te va a dejar con un vacío legal en esto, pues Él no está tratando de librarse de esta promesa, Él quiere que estés seguro que has creído Sus palabras, Él te salvó, y eso es una de las cosas que el Espíritu Santo va a utilizar para decir: “¡Oye!, esto es independientemente de tus sentimientos” – y vamos a hablar más de eso. Probablemente vamos a hablar de eso en otro programa: los hechos, la fe y los sentimientos y así sucesivamente – el hecho es que es la Palabra de Dios, es la verdad, la crees y ahí encuentras la confirmación de que el Espíritu Santo da sobre la base de la Palabra de Dios.

 

Lutzer: John, ¿puedo añadir algo más en esta lista? Si hay alguien que esté escuchando en este momento, que es un incrédulo, y dice: “Sí, yo no creo en la Palabra de Dios, yo no creo en Jesús, bien, “Tengo un experimento de 21 días para ellos, y puede transformar la vida de una persona, el experimento de 21 días es tomar el Nuevo Testamento y llevarles al Evangelio de Juan, se lleva sólo 10 minutos al día, cuenta con 21 capítulos, lees un capítulo al día y oras algo como esto: “Dios, yo no creo que estás ahí, pero si esto es verdad, muéstramelo” ¿Sabes varios ateos se han convertido, haciendo esto, al encontrarse con las promesas de Dios, la Palabra de Dios, el Espíritu de Dios, de lo que hemos estado hablado, que cuando se combinan todas ellas, comienzas a abrir tus ojos y dices: “¿Quién es este Jesús? Él debe ser quien dice ser. “Así que esa es la manera para llegar a la fe, que nace en el corazón. “La fe viene por el oír” [Romanos 10:17].

Bueno, tenemos pues, una fe dirigida sólo hacia Cristo; es confirmada por el Espíritu Santo, sus promesas, ahora esta fe también tiene que traducirse en obras. La Biblia dice que “somos salvos para buenas obras” – de hecho – “Dios las preparó de antemano para que anduviéramos en ellas” [Efesios 2:10].

 

Ankerberg: Sí, “para buenas obras”.

 

Lutzer: Así es, pues ya ves, una vez que una persona cambia, por supuesto que va a vivir de otra manera, porque él va a tener diferentes deseos. Pero lo más importante a destacar es que no son las buenas obras las que nos dan la certeza, porque tú y yo sabemos, incluso después de que hemos sido salvos, que todavía luchamos con el pecado, y hay veces que desobedecemos todo lo que sabemos que es correcto y esto no es para decir que nuestra seguridad se basa en ello, pues no hay una confirmación, sabes, alguien puede decir: “Bueno, yo he aceptado a Cristo como Salvador” pero veo que no tiene amor por Dios, no tiene ningún deseo de servir a Dios, no conozco su corazón, sé que Dios es el que juzga, pero tendría que cuestionar si o no ha llegado a conocer a Cristo.

 

Ankerberg: Sí, háblanos más al respecto.

 

Lutzer: Otra cosa sobre esta clase de fe es que va creciendo, sabes, mi fe en Dios, en Cristo, en la Biblia es más fuerte de lo que era cuando estaba en la universidad, y espero que sea más fuerte que la del año pasado. Así que es una fe que sigue creciendo y en el proceso de crecimiento en la fe, llegamos a lo que dice la Biblia: “La plena certidumbre de fe” [Hebreos 10:22]. Y a los nuevos cristianos, deseo que Dios los bendiga, que luchen por su fe y que no tengan dudas. Si siguen leyendo la Palabra y caminando con Dios, muchas veces esas dudas desaparecerán y la confianza en las promesas de Dios seguirá creciendo.

 

Ankerberg: Tienes una muy buena ilustración acerca de la sangre de Cristo, tenemos que usarla en este programa.

 

Lutzer: Seguro que tenemos que contarla y te voy a decir por qué, porque puede haber alguien que está escuchando que saben que él o ella son muy pecadores, y me gusta conocer grandes pecadores, estoy cansado de las personas que creen que no han cometido ningún pecado grave. El hecho es que todos somos grandes pecadores.

Recuerdas en el Antiguo Testamento, Dios dijo a los israelitas: “Voy a pasar a través de la tierra de Egipto”, y Él dice: “Tenéis que matar un cordero, y poner la sangre en el dintel de la puerta de sus casas, la pondrán en los postes, y cuando yo vea la sangre, pasaré de vosotros, y el ángel de la muerte no los tocará, y los egipcios, que no tengan la sangre en sus puertas, morirán “[Ex. 12].

Bueno, te puedes imaginar que hay una familia que pone la sangre sobre la puerta. ¿De acuerdo? Y el padre insiste: “Vamos a poner sangre sobre la puerta.” ¿Sabes una cosa? la cuestión es que no sé si dormirían bien esa noche, podrían haber estado nerviosos, el hijo mayor podría haber dicho: “Bueno, ¿Qué es esto de poner sangre en la puerta? ¿Qué pasa si el ángel de la muerte no se aparece?” no importaba – pues, Dios dice que: “Cuando yo vea la sangre, pasaré de vosotros.” [Ex. 12:13]

Comenzamos este programa hablando de una mujer que me hizo la pregunta, “¿Es la sangre de Cristo suficiente?” Y la respuesta es: “¡Sí, lo es!” Esa fe que se pone en Cristo será confirmada con las distintas maneras que hemos hablado, pero por último, tengo que repetir esto una vez más, si crees que cuando Jesús murió en la cruz, Su muerte fue totalmente suficiente, la sangre que fue derramada fue suficiente, y que Tu confianza debe de estar en lo que Él hizo, eres salvo. Y su garantía vendrá cuando te das cuenta que no tiene que ver con ningún mérito propio, tus obras no son parte del trato, todo tiene que ver con Él, cuando te acercas Él solo traes tu necesidad y así recibirás Su regalo, ese es el Evangelio.

 

Ankerberg: ¡Esto es genial! Vamos a ir un paso más allá la próxima semana, vamos a dedicar un programa a esto, para los incrédulos, porque a pesar de todo lo que Erwin ha dicho, todavía hay personas que les cuesta mucho tener confianza en su salvación. ¿Qué deben de hacer para tener esta confianza? Únete a nosotros la próxima semana.

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